miércoles, 10 de diciembre de 2014

Makes me lighter


Todo empezó con la lágrima que cayó sobre aquella hoja impoluta. Entonces se inició todo, pues esta empezó a hincharse hasta que explotó tan asimétrica y formidablemente como si de Supernova se tratase, esas que por grandes sólo brillan unos pocos millones de años. Fue entonces cuando el tsunami de color inundó la sala y tiñó nuestras visiones. Atónitos­­ por lo ocurrido, cubiertos por una pátina, nuevos, recién pintados. Ocurrió que nuestros brazos entendieron el mundo articulado más allá de hombro, codo, mano y se movieron como serpientes que no necesitan de piernas para desplazarse. Y como siempre, sonó la música y agitamos los brazos como si danzaramos hasta cerrar los ojos.

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