Quiero pasar las tardes al sol en la plaza del pueblo
comiendo pipas. Sentarme en el bordillo con las piernas en
cuclillas para que no me caiga ningún cáscara al escupirla. Quiero quitarle el
plástico a cada mañana y sentir que siempre es la primera vez que mi cabeza se
sumerge en el agua salada. Enterrar de una vez a la eterna desconocida y hablar
de nosotros, joder, hablar de nosotros. No quiero que la música se acabe nunca.
Pensarme loca y descubrirme cada vez cuerda. Que la virtud no se encuentre en
el equilibrio ni en el término medio y así poder descuidar todas mis galaxias
salvo una. Que choquen planetas contra estrellas y llueva polvo cósmico durante
milenios. Encerrarme en una sala a tocar el piano aunque no lo haga bien hasta que me sangren las yemas de los dedos y se me congelen las pestañas. Quiero no cesar en el intento de
seguir fracasando. Y quitarle el puto valor al tiempo. Abrazarte de verdad. Que los órganos
reemplacen la piel, que el dentro sea fuera y no nos de asco ver nuestras vísceras. Usar la palabra quiero en vez de me
gustaría. Quisiera un beso antes de que se apague la luz y caiga inconsciente.
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